Decía Foucault que «el sujeto está sujetado». Es cosificado en un síndrome, un déficit, unas siglas. El sujeto está sujetado, y el miedo es la emoción que lo sostiene. Solo cuando se trasciende ese miedo, emergen las personas que, con sus vidas sencillas, cuestionan la cultura y las relaciones, porque tienen sueños, y la educación se construye sobre ellos, que trascienden cualquier intento de determinación. Esa esperanza que hay en los sueños pone en marcha el motor rebelde que contesta a las imposiciones. La esperanza se ubica en un simple hecho: que podemos educarnos.
Educarse es llenarse de vida, con nuevas narraciones que nos liberan: no ser más una cosa, contribuyendo a eliminar lo que nos sujeta. Vivir juntos, compartiendo experiencias, emociones, dificultades y desafíos, mediando en los aprendizajes y las relaciones… Educar es una tarea recíproca que se retuerce una y otra vez para no dejar solas a las personas ante una realidad que a menudo es desoladora. Quien educa es quien ha sido capaz de reconocer el valor de las diferencias, y por eso intenta devolver algo de la belleza que de ellas ha recibido; pero también porque ha podido advertir que las condenamos a la desigualdad. Por eso quien quiere educar pretende transformar las cosas: entiende que la realidad no está hecha. Y tener esta idea presente nos pone en el papel de “hacedores” de ese mundo deseable, en lugar de sufridores de un mundo deshumanizado.
Inauguración de la entrega de los Premios Reina Letizia 2021 en materia de discapacidad y accesibilidad universal, desarrollado en Mérida el día 4 de mayo de 2022, organizado por el Real Patronato de Discapacidad.
- Voz: Susana Fajardo Bautista
- Interpretación LSE: Maite Berrocoso
- Música: Estudiantes del Conservatorio Esteban Sánchez
- Texto: Ignacio Calderón Almendros
- Presenta: Jesús Martín