«Que la oscuridad de la discriminación se desvanece cuando la opresión deja paso a un niño. Y para que eso ocurra tenemos que revertir el lenguaje que nos enreda en diagnósticos, discapacidades y patologías. Porque lo definitivo no está ahí, sino en la decisión de subirnos con ese niño en el «mismo barco».
Quizás ese sea el verdadero llamado de la educación, el más auténtico: el deseo de estar juntos.»
[Calderón Almendros, I. y Verde Francisco, P. (2018). Reconocer la diversidad. Textos breves e imágenes para transformar miradas. Octaedro, Barcelona, p. 103].