La resistencia debe consistir en comprender cómo a través de las relaciones de poder que se establecen en los procesos educativos se elimina el conflicto y se reduce al silencio a los grupos subordinados. Sin duda, el alumnado es uno de estos grupos, y más aún el alumnado con discapacidad.
[Calderón Almendros, I. (2014). Educación y esperanza en las fronteras de la discapacidad. Ediciones Cinca, Madrid, p. 134]